Ubicada en el corazón del centro histórico de Granada, la sucursal de banca privada de Caja Rural refleja modernidad. Este proyecto, concebido bajo la premisa de crear un espacio que encarne la sofisticación y el confort, se erige como un ejemplo paradigmático de la capacidad del estudio para transformar y elevar los ambientes comerciales.

Al ingresar a la sucursal, los clientes son recibidos en un vestíbulo elegante que equilibra armoniosamente texturas pétreas, metálicas y de madera. El diseño aprovecha la riqueza arquitectónica del edificio para realzar cada detalle. Las paredes, vestidas en tonos neutros, complementan el mobiliario de maderas claras, evocando una sensación de tranquilidad y exclusividad.

Cada espacio ha sido meticulosamente planeado para asegurar que los elementos de diseño no solo sean estéticamente agradables, sino que también promuevan una funcionalidad óptima para las actividades diarias del banco. Las áreas de trabajo privadas se diseñaron para maximizar la comodidad y la privacidad, con divisiones estratégicas que permiten una interacción fluida sin sacrificar la discreción necesaria en una entidad bancaria.

El área de asesoramiento personalizado, donde los clientes discuten sus necesidades financieras, está diseñada para fomentar un ambiente de confianza y relajación. Aquí, los asientos de diseño ergonómico se combinan con mesas vanguardistas y detalles en latón, reflejando la solidez y la estabilidad que la banca privada desea transmitir.

Finalmente, el uso de arte contemporáneo y elementos decorativos seleccionados con esmero añade un toque de vibración y modernidad, contrastando inteligentemente con el entorno histórico. Este proyecto no solo responde a las exigencias funcionales y estéticas de la banca moderna, sino que también establece un nuevo estándar en diseño de interiores comercial, asegurando que cada cliente de Caja Rural experimente un ambiente acogedor y distintivo al visitar sus instalaciones.